Desde mi cruz,
te pedí un pequeño haz de luz,
mi corazón desolado,
mi ánimo atormentado,
me impedían resistir,
más hoy, a la vuelta del trance,
te busqué,
Tan sólo fue un instante
y una chispa de luz vi.
El vuelo de un mirlo advertí,
el rebrotar de las hojas,
el despuntar de las rosas,
en todo, Tu huella vi
y mi temor y mi miedo,
se diluyó con el vuelo,
del mirlo que sorprendí.
Tan sólo fue un instante
de Tu presencia sutil-
Al poco, torné al mundo
y este dolor tan profundo
me hizo volver a mi.
Pensé en adivinarte
en las simas tenebrosas,
en el sufrir,
en el brillo de las cosas,
en las incipientes rosas,
en la esencia del vivir.
Porque vivir, es duro y hermoso,
en la inquietud y el reposo
y depende de mi,
el vislumbrar esa chispa,
que ilumine mi conciencia,
guiando mi existencia
en este intenso fluir...
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